miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sociedad y Desarrollo Prerrenacentista PARTE 2 (bizantina)

Arquitectura y Arte desde el siglo V hasta el siglo XIV d.c.

Arquitectura bizantina 

Se denomina arquitectura bizantina al estilo arquitectónico que estuvo vigente durante el Imperio bizantino desde la caída del Imperio romano de Occidente en el siglo V. La capital del Imperio de Oriente era Constantinopla, cuyo nombre anterior fue Bizancio y, actualmente, Estambul, y ello desde el año 330, momento que otros autores fijan como el inicio de la arquitectura bizantina.

La arquitectura bizantina se inscribe dentro del marco del arte bizantino, y abarca pues un largo espacio de tiempo, que se inicia en el siglo IV y al que pone fin abruptamente la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453, ya en el siglo XV. Debido a su dilatada duración en el tiempo, suele dividirse para su estudio en tres períodos diferenciados: un período inicial, un período intermedio y un período final.

Periodo

Uno de los rasgos que fueron mantenidos a lo largo de todo el período de su existencia fue el uso del ladrillo para la arquitectura de las iglesias, que sustituyó a la piedra, que era el material constructivo utilizado en su predecesora la arquitectura romana; a lo que se añade una más libre interpretación de los órdenes clásicos, la sustitución de las esculturas como elementos decorativos de los edificios por los mosaicos o el realce de las cúpulas, que se elevan a mayor altura que en otros estilos arquitectónicos anteriores.

A pesar de que en los primeros momentos de su existencia la arquitectura bizantina no se distinguía especialmente de la arquitectura romana, de la que en sus primeros balbuceos constituía únicamente una mera derivación regional, la larga evolución en el tiempo de la misma permitió la emergencia consolidada de un estilo arquitectónico distintivo, que quedaba por lo demás muy permeabilizado ante las influencias que recibía de las arquitecturas orientales.

El período intermedio

El período intermedio, o Segunda Edad de Oro del arte bizantino, se caracteriza por la predominancia de las iglesias de planta en cruz griega con cubierta de cúpulas realzadas sobre tambor y con una prominente cornisa ondulada en la base exterior.

A este esquema compositivo corresponden, por ejemplo, la catedral de Atenas, la iglesia del monasterio de Daphni, que usa trompas en lugar de pechinas, y los conjuntos monásticos del Monte Athos en Grecia.
la catedral de Atenas

la iglesia del monasterio de Daphni




los conjuntos monásticos del Monte Athos

Para este período en la arquitectura bizantina nos enfrentamos con el problema planteado por la iconoclastia, que arruinó muchas de las edificaciones de los inicios del período. Así, por lo que se refiere a edificaciones de envergadura de los primeros tiempos del período intermedio, en Grecia sólo subsiste la basílica de Santa Sofía, en Salónica. Otra edificación de importancia, la iglesia de la Asunción de Nicea, sobrevivió hasta el siglo XX.

la basílica de Santa Sofía


Período final

El período final o Tercera Edad de Oro abarca el lapso de tiempo comprendido entre los siglos XIII y XV, coincidiendo con las dinastías de los Comnenos y los Paleólogos; en él predominan las plantas de iglesias cubiertas mediante cúpulas abulbadas sobre tambores circulares o poligonales.
Al período del Comnenos pertenece la Elmali kilise en Capadocia; en Constantinopla, la iglesia del Pantocrátor y la iglesia de la Theotokos Kyriotissa. Igualmente se han conservado numerosas iglesias en el Cáucaso, Rusia, Bulgaria, Serbia y otros países eslavos, al igual que en Sicilia o Venecia.

la iglesia del Pantocrátor



la iglesia de la Theotokos Kyriotissa

Al período de los Paleólogos pertenecen una docena de iglesias en Constantinopla, especialmente San Salvador de Chora y Theotokos Pammakaristos. Una característica de todas ellas es la de no acentuar la verticalidad, primando la estructura horizontal, lo que no las dota de la magnificencia de otras iglesias de Constantinopla. La única que no cumple la regla es la iglesia de Santa Sofía de Trebisonda. A esta etapa corresponden en Grecia la iglesia de los Santos Apóstoles de Salónica, del siglo XIV, la iglesia de Mistra, en el Peloponeso, y algunos monasterios del Monte Athos.

 Iglesia San Salvador de Chora




 iglesia Theotokos Pammakaristos

la iglesia de Santa Sofía de Trebisonda

la iglesia de los Santos Apóstoles de Salónica

Arte bizantino 

El arte bizantino es una expresión artística que se configura a partir del siglo VI, fuertemente enraizada en el mundo helenístico, como continuadora del arte paleocristiano oriental. En sus primeros momentos, Bizancio se consideró como el continuador natural, en los países del Mediterráneo oriental, del Imperio romano, siendo transmisor de formas artísticas que influyen poderosamente en la cultura occidental medieval. Los períodos del arte bizantino se ajustan, como es natural, a las grandes fases de su historia política.

Artes figurativas bizantinas

La pintura y los mosaicos bizantinos, más que su escultura, han tenido una singular importancia en la historia de las formas de representación plástica, por cuanto que han servido de puente a los modelos cristianos orientales hacia Europa, así como a la transmisión de las formas clásicas cuando en Occidente había desaparecido por la acción de los pueblos bárbaros, y por último, el arte bizantino ha sido la fuente principal en la fijación de la iconografía occidental.

Escultura bizantina


La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano, manteniendo sus técnicas y su estética de progresivo alejamiento de las cualidades clásicas: la mayor rigidez, la repetición de modelos estereotipados, la preferencia del bajorrelieve a las obras de bulto redondo.
Tras la sistemática destrucción del período iconoclasta hay una vuelta al culto de las imágenes, pero para no caer en la idolatría y por influjo de las nuevas corrientes islámicas desaparece la figura humana en la os que proporcionan pequeñas piezas, son los caracteres más destacados de la estatuaria bizantina de la estatuaria exenta.
Las obras más destacadas son las labores ornamentales de los capiteles con motivos vegetales y animales afrontados como son los de San Vital de Rávena o los sarcófagos de la misma ciudad en los que se representan los temas del Buen Pastor. Pero las obras capitales de la escultura bizantina son las pequeñas obras, dípticos y cajas, talladas en marfil, destacándose el díptico Barberini, Museo del Louvre, del siglo V, o la célebre Cátedra del obispo Maximiano, en Rávena, tallada hacia el año 533 sobre placas de marfil con minucioso trabajo.

Museo del Louvre

Cátedra del obispo Maximiano

Mosaico y pintura bizantinos


El gusto por la riqueza y la suntuosidad ornamental del arte bizantino, eminentemente áulico, exigía el revestimiento de los muros de sus templos con mosaicos, no sólo para ocultar la pobreza de los materiales usados, sino también como un medio para expresar la religiosidad y el carácter semidivino del poder imperial.
De la Primera Edad de Oro descollan el conjunto más importante es el de Rávena, que enlaza con los mosaicos paleocristianos del siglo V: en las iglesias de San Apolinar Nuevo y San Apolinar in Clase se cubre sus muros superiores con mosaicos que representan, en la primera un cortejo procesional, encabezado por los Reyes Magos, hacia la Theotokos o Madre de Dios, en la segunda, en el ábside, se muestra una visión celeste en la que San Apolinar conduce un rebaño. La obra maestra de del arte musivario, es sin duda alguna, el conjunto de mosaicos de San Vital de Rávena, compuestos hacia el año 547, y en los que se representan varios temas bíblicos y en los laterales del ábside los grupos de Justiniano I y de su esposa Teodora con sus respectivos séquitos.
Terminada la lucha iconoclasta, a mediados del siglo IX es cuando verdaderamente se configura la estética bizantina y su iconografía. Surgirá una nueva Edad de Oro, la segunda, que supondrá el apogeo de las artes figurativas, irradiando su influjo al arte islámico, por entonces en formación, y al naciente arte románico europeo. Las figuras acusan una cierta rigidez y monotonía, pero muy expresivas en su simbolismo, con evidente desprecio del natural y las leyes espaciales; son alargadas y con un aspecto de cierta deshumanización.
Durante la Tercera Edad de Oro el mosaico continuó en uso hasta el siglo XIII, en esta época se enriquece la iconografía de los ciclos "marianos", de los santos y evangélicos, a la vez, que por influjos italianos, se aprecia una mayor libertad compositiva y una evidente manierismo en las estilizaciones. Destruidos los mosaicos de Constantinopla quedan como únicas referencias los de San Marcos de Venecia, con abundante empleo del dorado que ejercerán un marcada influencia en las obras góticas de Cimabue, Duccio y otros pintores italianos.

 la Virgen y el Niño



Mosaico San Vital Teodora y su sequito


Cristo Pantocráto

No hay comentarios:

Publicar un comentario